miércoles, 21 de julio de 2010

Matar la muerte

Matar la muerte
Del territorio horizontal de la noche asisto a esta cita del hermano menor de Ella. No traigo temor por que aun es mi víspera. Aguardando su llegada, sabiendo de su puntualidad, inútil sería impacientarme. Con forzada cortesía invito a Harpócarates me deje solo en este silencioso lugar que no necesita murallas, pues los que están dentro ya no pueden salir y los de afuera no desean entrar; alguien ya lo dijo. Curiosamente este territorio que guarda y expande un ensordecedor silencio en alianza con una oscuridad resplandeciente y siendo su feudo Ella no la habita. Sé que la última campanada no traerá aquella sentencia: “vulnerant omnes, ultima necat”, coincidirá su eco con el centelleo del filo de su hoz. “ Soy el espíritu que todo lo niega y no sin motivo, porque todo cuanto existe en la tierra debiera perecer: por lo tanto, sería mejor que nada hubiera nacido”, me retumba esta frase sabiendo que no es de Ella. Lo dijo el Innombrable a un sabio doctor. Sabiendo que no me atreveré, preguntaré: dime negra presencia: ¿Alguna vez haz caminado con otra mano en la tuya, te haz mirado en otros ojos y perderte en tu misma sonrisa, has humedecido tus labios con el sabor de otros, te haz envuelto con el aroma de otra piel? Esos instantes no están en tu ampolleta. Sé que no tendré respuesta. ¡Cómo es posible que en tu inconmensurable andar en el tiempo nada de esto conociste! Es cierto, meditando un emperador romano escribió: “Disfruta cada día de tu vida de hombre, pero no olvides nunca que eres una idea paseando un cadáver”, pero convencido estoy que fuiste Tú, sombra insobornable quien arrojó esas palabras sobre la blanca página para que no quedara muda. Irrumpes en nosotros desde ese mismo inmedible momento, connubio de dos instantes estallando en uno, luego se repetirá en su opuesto: “En un instante pasaremos por el umbral del mundo a una región… llamadla como queráis: desierto, ausencia del lenguaje, muerte o mas simple: el silencio del amor”. Nos acompañas en esa esfera de espera, burbuja que todos habitamos flotando, sin recordar. Conozco de ocasiones frustradas cuando Tú, dueña de la guadaña infalible llegas tarde a la cita. Son aquellas en que tus elegidos prefirieron adelantarse a tu filosa hoz antes que tu voz los llame. Atraviesa aviesa tu delgada elevada y elegante figura, presencia sin sombra ni huellas. Me pregunto; sí duermes qué sueñas, si sueñas que recuerdas, si recuerdas que olvidas. En incontables páginas habitas detenida o viajando. Recuerdo que has quedado en la ciudad de canales y góndolas, en árboles de pie, en el canto de un ave a tu llegada, entre copas y coplas a un padre, en un desatento ciclista, accidentalmente en un anarquista, hasta recurriste a una brújula, y con tu mismo ojo alguien te vio, roja tras una máscara, fuerte, enamorada, en un centroforward que ya no vio el amanecer, en el ruso que decide repasar la futilidad de su vida, en el día de un luso no iluso con muchos nombres, anunciada apareces en una crónica, participas alegre y divertida en un fragmentado cadáver delicioso, en la tarde. Tantas bocas has besado pero aun te quedan labios no besados, avezados, sabios, olvidados. Sentados sobre un anónimo mármol frío nuestro silencio converge en el mismo punto de nuestro mirar. Atrevidamente digo, Tú, ¿enamorada?. Repentinamente estallas en una estridente carcajada de oscuridad tragando esas palabras sin edad. Con lento girar hacia mi siento su mirada sonreír en mis ojos. Y de la memoria de otro emperador romano le recito su última frase: “… tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos…” En ese inmedible instante infinito, le recuerdo: “qué amante no creyó por un instante haber dado muerte a la muerte en un beso clandestino”. Entonces (creo) que maté (a) la muerte.

Tsu na mi

Me llamo Akpalus. Creo ser un ser que nadie cree conocer. Quedé varada en un tiempo-espacio en el que creí dejar de conocerme también. Mucho estuve dormida pero eso no significo que haya dejado de estar ahí. Quizá hasta llegaste a escucharme, sin saberlo vos y sin saberlo yo, culpando a los endiablados juegos que la mente puede tenderte.

Reposo.
Espacio.
Tiempo.
Estimulo.

En principio te sentí casi sin sentirte. Suave y pausado, incluso creyendo en una cierta amabilidad de tu extraña fuerza en no perturbar tan abruptamente mi despertar.
Proporcionalmente al impulso exterior, empezaba a darse lo mismo dentro de mí.
Asimilando el cambio en mi condición y dimensionando en la que me encontraba, fui consciente de la densidad inmensa que me tuvo mecida en tus brazos.
El agua que me abrazaba bailó a mi alrededor. Bailó, si, y me invitó a seguirte el paso.
Lentamente alcancé a dejarme llevar por ese movimiento circular en el que me vi envuelta.
Mis extremidades también empezaron a despertar, palpando el cascarón-pedazo-cósmico que me rodeaba. Estaba ahí, no cabía duda de que realmente estaba ahí. Ya no era parte de mi sueño, era yo misma y solo deseaba enlazarme a ti.

Todo empezó a agitarse con más fuerza y esa agitación fue impulsándome a una desconocida u olvidada superficie. A medida que me acercaba, la velocidad se hacia resplandor, tan resplandeciente que adopte la forma de energía-luz para poder salir.
Y salí. Me llevabas a flote, gigante masa espumosa dispuesta a arrasar toda cosa que se encontrase delante de ti, y así mismo fue. Yo fui parte, y contigo arrasé todo lo que estuvo en nuestro camino. Ambos, estuvimos juntos, por fin, de nuevo… nos tuvimos.

Retrocedimos. Volvimos para atrás. Los dos, unidos, abrazados. Sumidos uno en otro y otro en uno. Me nutrí, me entregué, transmuté luego de ti.

Dragona fui.

Me dejaste en la playa y al tocar la arena, gran parte de mi se elevó nuevamente al cosmos, nuestro cosmos, donde fuimos, somos y seremos -abrazados- una sola luz.
Subí, dejándote unos cuantos vestigios de mi ser para el tuyo. Haciéndote consciente de nuestra existencia toda. Dejándote solo hasta nuestro próximo encuentro, hasta nuestro próximo cambio, nuestra próxima transformación.


*CE*

jueves, 15 de julio de 2010

El mar: de nostalgias, de noches no vividas. Te ibas. Me iba. Te perseguía. Me perseguías. Frente a frente. La oscuridad. La luz. Los tambores. El ruido me estaba consumiendo. Te detuve. –Esto es lo que quiero-. Sonreíste. –Ansío sentir el calor del fuego del infierno-. Suplico. Corrías. – ¡Miguel! -. Te alcancé. – ¿No comprendes? Quiero una muerte de eternidad, no eternidad de muerte. ¡Miguel, te ruego! La sed. Mi sed. Mi sed de venganza que luego fue sed de sangre: no me sacia. El todo no me sacia. Necesito la nada. Necesito tu espada-.
En ese preciso momento desenfundé mi espada. Se la ofrecí. Una lágrima cayó sobre el filo. –Hazme el honor. Hazme el honor porque si lo hago yo, sería sucumbir por obra de mi propia locura. Calla los latidos de los corazones que habitan en mí-. Ella arrodillada. Yo empuñaba mi espada en lo alto… Y por fin el silencio dentro de ella. Yo, Miguel, había matado a la muerte.
María Pilar
Fue él. –Parece que nos vamos a encontrar en el infierno muy pronto- pensó. Ella huyó porque quería. Huyó porque no pudo disipar los gritos de aquella noche. El cuarto. Los besos. Los abrazos. Las caricias.-No quiero-. Él tenía sed de ella. Insistió. – ¡Basta!-.Siguió.-Tranquila, yo te cuido- -¡No! quiero salir de acá. Vamos-. ¡Nos quedamos acá! La tomó del brazo con fuerza. – ¡Soltame!- él la arrojó a la cama. Ella gritaba. Intentaba zafarse. Él la agarraba de las muñecas, aferrándola contra la cama. Ella pateaba estremecida del miedo. Él empezó. Ella gritaba. Él seguía más rápido. Ella lloraba. Él continuó más rápido, con rabia. Con rabia y una clase de amor que no era amor. Él tenía sed de ella. Sed de su dolor. Dolor que lo saciaba. Acabó satisfecho. La ropa en el piso. La ropa rasgada en el piso. Ella suplicó que la llevara a su casa.
Ella huyó. Huyó de esa noche. Juntó todo lo que tenía y fue a vivir del otro lado del mar. La verdad es que nunca lo pudo olvidar. Deseaba nunca en la vida volver a cruzarse con él.
Vacaciones de visita a sus padres. Coctel con amigos en un hotel y el pasado, 5 años después, la había encontrado de vuelta. Ella miraba en dirección opuesta, trató de ocultarse detrás de sus amigos. Algo estiró de su brazo. Él se acercó a saludarla. Elogio su belleza intacta a través del tiempo. Ella simuló esta a gusto con el encuentro y después de un poco de conversación él la invitó a pasear el fin de semana. Sin explicarse por qué, ella accedió.
Vestido violeta. Medias en red, zapatos con taco de metal y un sobre todo negro. Sonó el timbre. Fueron a almorzar a un hotel céntrico, cuyo restaurant estaba en la terraza desde donde se tenía una vista de la bahía del Rio Paraguay.
-Así que desde tu departamento tenés esta misma vista- dijo ella. – Sí, muy hermosa vista en verdad- Me gustaría conocer esa vista- continuo ella. – Cuando quieras-. -Vamos ahora, ya que está cerca de acá-.
Vino. Mucho vino. Besos. Caricias. -Un momento, tengo un regalo para vos- dijo ella. Fue a buscar su cartera. Sacó algo negro. Sacó una 38 envuelta en un pañuelo de seda negro. El revolver de color plateado resplandecía. Revolver que perteneció a su padre. Revolver que buscó esa misma noche que se había encontrado con él.
Él gritó horrorizado. -¡Callate!- exigió ella. -¡Callate o te mato ¡Callate o te mato hasta que te mueras! Él imploraba. Disparo. Un disparo en el estómago. –Te dije que te callaras- La sangre corría lentamente hasta llegar al piso. –Eso fue por el pasado-. Él empezó a gritar de nuevo. – ¿Como te atreves dirigirme la palabra después de lo que me hiciste?-. –Eso fue hace años y no fue nada. Éramos novios-. -¡Hijo de puta!-. Él en el suelo desangrándose. Patadas en la cara. El taco de metal se incrustó entre sus los pómulos y la mandíbula.
Ella contemplaba el cuerpo agonizante sin culpas. Estaba feliz. Esa escena era como la que había soñado a lo largo de los años. El olor a pólvora. El olor a sangre. Todo sacio su sed. Esperó hasta el último suspiro. –Si me encuentran me declaro inocente. Inocente de intentar salvar tu vida- dijo con una sonrisa al contemplar el cadáver frio con la mirada perdida en el vacio. –Sin dudas, tu muerte fue deliciosa-.
Limpió cuidadosamente la sangre de sus zapatos, se arregló y bajó los 7 pisos que la separaban de la calle. Al salir una gigantesca ola la arrastró consigo. Trató de nadar pero la potencia de las aguas la estrellaron contra un muro desnucándola.

María Pilar

miércoles, 14 de julio de 2010

MUERTE

Matar a la muerte
Tan plácidamente
Sentir que sopla
Mientras me señala.

Como algún suspiro
Que no dice nada
Yo le digo: "Muerte"
Y empieza su hazaña.

Me mira, partida
-mil veces partida-
Me invita a algún sitio
"un poco mejor".

Intento frenarla
Le invito una cena
Un poco de vino
Y me dice que no.

Tras un movimiento
Quise malherirla
Me miró a los ojos
(y dijo que no).

Que cene tranquilo
Que no tiene apuros
Pero que esa noche
Con ella me voy.

En escalofríos
Susurré un viejo nombre
De aquel que algún día
A la muerte venció.

Me dijo que nada
Podrá ser tan grave
Y que en esa noche
Con ella me voy.


Jorge Coronel

miércoles, 7 de julio de 2010

La Dama del Río

Me llamo María Facunda o simplemente Ña Facu como me conocen aquí en mi Comunidad San Jerónimo, mi Barrio es uno de los más antiguos y está ubicado en una de las Lomas de Asunción como a 10 cuadras del Rio Paraguay.

Aquí casi todos me conocen y yo les conozco a todos, a algunos desde antes que nacieran; los cuidé en el vientre de sus madres y los hice parir, a algunos les curé sus fiebres con orchatas milagrosas, a algunas mujeres las hice casar gracias a las oraciones de San Antonio. A otros los curé del maldeojo eso que da, de la pura envidia de la gente. Les curé de la tristeza de amores y salvé muchas rupturas de matrimonios con el atado de las siete vueltas, que nunca más se desata. Yo sé de cada secreto de los corazones de la gente de mi comunidad. Soy como la memoria de los deseos, de los fracasos, de los triunfos y de los malos presagios también. La gente venía a preguntarme qué debía hacer, no sé porque así fue y así me acostumbré, era natural para mí. A veces me sucedía que tocaba a las personas con las manos y veía su pasado y su futuro, es por eso que algunos creían que yo era como una bruja vidente. ¿Qué culpa tenía yo de que mi mente se paseara por el pasado y se sorprendiera del futuro? ¿Acaso pedí yo, ver el dolor y la alegría con tanta alevosía?

Acomodada a mí destino; todos venían a mí con sus dolores corporales y espirituales. Así trascurría mi vida. Pero hacia un tiempo me atormentaba la imagen del Río Paraguay convertido en torbellino, enojado se venía con furia hacia la ciudad de Asunción. Cerca de las cinco de la tarde, me venía una tristeza de muerte y no sabía explicarme. Algo así me paso, cuando ocurrió el incendio del Ykua Bolaños, cerca del mediodía mi aflicción era tremenda y veía en mis pensamientos fuego y más fuego y gente atrapada en él; ahora veo agua por todos lados, agua convertida en murallas, agua que atropella todo a su paso. Hace tiempo sospecho que el río está enojado, está escondiendo resentimiento, creo que es porque la ciudad le ha dado la espalda, porque ella tiene añoranzas de mar.

El río ahora está como más oscuro e inquieto, anda vomitando amargos camalotes sin flores, mal presagio para esta mala bruja curandera y partera de sueños. Yo solo ando por ahí diciendo:
“Cuidado con el río enojado y resentido, quiere darnos vuelta la cara y convertirse en mar”

Tenían miedo de mi presagio los que me conocían, otros simplemente sonreían y me ignoraban al escucharme.
Yo recomendaba: “A las cinco de la tarde no se acerquen al rio, tiene rencores atragantados en sus fauces”
A Don Pedro el pescador le decía:
“Debes volver del rio antes de las cinco”
Y él volvía a las cuatro muy respetuoso de mis palabras agoreras y mal agüeras; sólo porque confiaba en mi, él dice que salvé a su hijo recién nacido, quien había llorado por noventa días con sus noches y yo le curé del ojeo, hoy es el niño más feliz y nunca más lloró.

Yo sentía mucha pena, de no saber qué hacer, ni qué decir a la gente, y el mal presagio me atormentaba la memoria y mis sentimientos y entumecía mi cuerpo de angustia. Yo sólo repetía:
“Cuidado con el rio enojado y resentido quiere darnos vuelta la cara y convertirse en mar”

Todos escucharon, por lo menos una vez, mis sospechas acerca del rio, pero yo ya era una vieja pasada de moda, hoy día la gente escucha más radio y televisión, que las voces del viento y de la tierra; así me quejaba en vano.

En esos días el olor del rio era fangoso, estaba como preparando su aliento más caliente.
Y sucedió, como otras veces con mis presagios, cerca de las cinco de la tarde, todo se puso negro y oscuro, el viento huracanado puso de rodilla los arboles y pude ver venirse al río enojado sobre Asunción, mirando desde la Loma Kavará de mi querido San Jerónimo. No pude ver más, sentí un dolor en el pecho y el viento que arrebataba el aire de mis pulmones, recuerdo una luz blanca intensa y un profundo sentimiento de paz.

Mi memoria es flaca ahora, tan flaca como siento a mis huesos, quizá sea por mi edad, sólo evoco retazos de rostros e imágenes de esa jornada trágica.

No sé cuánto tiempo pasó, para mí ya no tiene importancia. Me doy cuenta que ahora paseo todo el tiempo por mi Barrio y todo está cambiado, muchos se han ido o ya no están, ya no me conocen como antes, les hablo y parecen no escucharme; a excepción de Don Pedro, con quien intercambio yuyos y pescados, sigo cuidando de su familia.

Me di cuenta que el Barrio ya tiene un mirador, la gente mira de frente al Rio Paraguay, es más, escuché que habrá una Avenida Costanera, parece que la ciudad se reconcilió con el rio y dejo de añorar el mar.

Sé que algo cambio en mí, hasta me han cambiado el nombre; me llaman la Dama del Río y me traen flores, agradeciéndome por la ayuda que les di aquel día.


Lucia Valdez

Por Primera vez en el Equipo

Había soñado mucho antes con ese día. Era sábado seis horas aproximadamente. Casi automáticamente desperté, antes que la mañana terminara de aclarar. Salte velozmente de la cama; no hubo necesidad de reloj despertador, ni que mi madre me llamara tan siquiera una vez. Todo lo contrario de los días de colegio, en los que mamá debía llamarme una y otra vez sin ningún resultado por la modorra cotidiana.
- Apenas pude pegar el ojo en la noche!
Me fui directo a darme mi ducha matinal y sin hacer mucho ruido empecé a preparar mi mochila. Ansioso miraba a mí alrededor registrando que no me faltara nada.
- Ya tengo todo listo!
Y salí silenciosamente, así como acostumbraba a salir Tom, mi perro, empujando la puerta suavemente para pasar inadvertido. Salí casi corriendo hasta la esquina. Y vi la cancha todavía vacía, sólo el rocío de la mañana estaba presente.

-Que pasó con Pedro –quedamos en encontrarnos a esta hora. Que boludo! Re caigue luego es!

Me puse entonces mi taquilla nueva y empecé a patear algunas gotitas de rocío imaginándome ya el goleador del equipo.

Recuerdo que tenía entonces 14 años y hacia apenas 3 meses, que practicaba en la canchita de mi Barrio, pero era la primera vez que jugaría como parte del equipo titular y como número 10, el sueño de toda mi vida, desde que conocí a Romerito y a Maradona mis ídolos del futbol.

Desde luego que converse con cada punta del arco y di una vuelta estrella mostrando mi buen estado físico. Dije también que sería estupendo ver a mi vecina Lourdes en las graderías.

Yo soy del equipo campeón! me decía, haciendo mentalización positiva, repitiendo una y otra vez esta frase como letanía.

Cuando llego el entrenador ya había terminado mi calentamiento. Y cuando llego Pedro ya estaba gritando mi primer gol imaginario y la platea gritaba en coro mi nombre, ya era el nuevo ídolo del futbol.


Lucia Valdez

POESIA

Estas en la simiente madura bajo la tierra
en la luz clorofiliana de una hoja verde
en el universo uno palpitando secretamente

Estas continuamente respirando el alma
construyendo sueños apalabrados
brotados del libre albedrio
creando expansión divergente.

en el útero silente
en la madre amantando a su niño
en el primer paso
en su balbuceo
y en la primera palabra que te nombra.

Estas en el ensayo de amor adolescente
en el compromiso del amor que se queda
a pesar del dolor de la ternura
y el amor erecto en la cama.

A veces estas
en el podría
en el querría
en el seria
y en el quizás
También en el todavía
Y en el nunca jamás

Me gustas más
Cuando dices :
yo soy!
Esto quiero!
Vamos ya!

Estas ahí…
Eres vida!
Estas viva!

Lucia Valdez
Junio2010

martes, 6 de julio de 2010

El Tsunami del río Paraguay

Soy… ¿quién?, el mismo del ayer, pero hoy me pregunto, qué soy, dónde está mi nombre, dónde quedó. Un ayer en este exacto lugar sobre estas mismas huellas que ahora no están, contemplaba la lejana y distante línea yacente, imperceptible y perfecta cicatriz horizontal. Filoso límite que separa o reúne el principio con la espera o la espera con el fin. Partía mi mirada desde mis pies llevando a mi sombra como un caminante mágico sobre esta serena planicie de espejo grisáceo. A lo lejos, o no muy lejos quizás, un telón amenazante teñido con la mezcla de todos los colores o, la ausencia de ellos, ocultando detrás un enigma, que en mi mirar, a la vez que creía saber no sabía o, no quería saber. Nunca supe de mi permanencia en este sitio, me preguntaba, dónde estaría el tiempo, delante o detrás de mi. Vigilaba y cuidaba a mi sombra en su caminata hacía su temeraria curiosidad. El gran cortinado seguía cerrado, se dibujaban deformaciones en su vertical superficie, como controlando con bastante dificultad a impacientes presencias que aguardaban el momento para salir a escena. A mis espaldas mi ciudad, la misma, la de siempre, la de alguna vez, ella la de incontables sueños, la de sueños decretados, sitiados, engrillados, escamoteados, esperados y la de sueños sin dueños. Aun tengo la resonancia de aquellas campanadas arrastrando un sonido denso y tenso, envolviendo un anuncio oculto. Hoy que fue ayer, mañana que será hoy, de nuevo estoy ante esta grisácea y calma superficie contemplando y templando su silente resignación. Sigo en el mismo sitio sobre mis mismas huellas que ya no están. Sé que gritar, sentido no tendrá, respuesta no habrá, eco tampoco. Sólo me resta dibujar costosos contornos sobre esta arena huérfana, guardar en sus surcos recuerdos vestidos con voces de aquel instante sin medida, tragado por una inmedible carcajada de oscuridad Serán eternas mientras yazcan en y con sus propios atuendos, custodios de sus voces, gritos, ecos y silencios. Aun no sé si mi fuga se dio hacia un pretérito mañana o hacia un futuro ayer, sólo recuerdo que mis huellas ya estaban impresas, como esperando a mis acelerados pasos para caer exactos y precisos en ellas. En esa descontrolada fuga mi sombra se esforzaba por alcanzarme, mi memoria se adelantaba, los recuerdos lidiaban con el olvido. A mi paso incontables miradas me atravesaban desde sus miedos, centenares de gargantas se ahogaban en sus propios gritos, mudos en sus nudos, gestos esculpidos en muecas huecas, aleteos de ateos, clamores silenciosos de creyentes licenciosos, sorprendidos y encendidos ojos se apagaban, todo flotaba en un estridente silencio. Mientras anda y nada Adán, Eva de ave va, mudos y desnudos testigos en medio de preces y peces, cantos y llantos, bendiciones y maldiciones en esta ciudad, ahora sin edad. Su tiempo oscilante pende del incrédulo péndulo que señala a la negra y magra presencia, la de pesada hopalanga, sonámbula y elegante deambula. Parca monarca. No sé en que universo ocurrió. Si fue en el mío, el inverso, perverso, tal vez converso. Fui un nauta intentando guiar una esfera, una burbuja sin brújula, quizá de alguna insumisa bruja extraviada. De esa travesía desvariada, una sola postal he decido guardar. En el atrio de la sumergida catedral aun erguida, un beso se ahoga bajo una lluvia de arroz. Ahora, sobre mi sombra, presa en la oquedad de mis huellas del ayer, frente a este río, el de siempre, el mismo en el que, Sí, muchos se bañaron no sólo dos veces, nuevamente fluye pero no huye con su tropel de historias atropelladas custodiadas y odiadas en su memoria. Sobre su misma piel espejeante alejándose, sin dejar reflejo de su presencia, Ella la invencible, la sin tiempo, dueña de la guadaña infalible con su, también, atroz hoz de su voz susurrante reza “…sólo la destrucción es creadora”.

P.S: curiosamente estas últimas palabras no son de Ella, pertenecen a Mihail A. Bakunin.

Carlos Almeida

lunes, 5 de julio de 2010

POESÍA, QUÉ ES?

Poesía que ahora no eres poema

Poesía ¿como eres? ¿qué eres?

Eres como hacer un viaje con rumbo conocido, dentro de la rutina del
diario día y detengo mi vista, desde el movimiento del colectivo,
afuera en lo que hay allí, junto con el andar de la gente. Y observo
escenas, partes de historias, de vidas, sin conocer qué hay detrás,
pero con la sospecha de que hay mucho que decir, que contar de lo que
veo.

Me gusta, un deseo sin precedentes conscientes intenta guardar aquel
instante, como un cuadro, como una fotografía desprovista.

Un instante que trato de guardar en mi memoria y que de imagen se
construye con palabras, oraciones y fragmentos que laten al contárselo
a alguien o algo (esto que escribo es algo) con el fin de llegar a
alguien, porque todo lo escrito de aquello quiere ser descubierto. No
necesariamente como un tesoro, sino que para compartirlo. Porque
aquello que es hermoso y todo lo lindo del mundo debe ser compartido.
Eso sí, esta belleza no es brillante siempre, ni de formas definidas,
no es un cartel (creado para llamar la atención) ni una luz en el
semáforo que detiene todo porque así fue programado, no. Incluso no
tiene nombre, mucho menos apellido, es sólo un puente imaginario y
palpable, porque lo siento, entre mi rumbo y eso que está allí afuera
y cerca de mí.

La poesía está ahí.

Alguna vez quise captarlo en una cinta de negativo que por arte de
alquimia modernizada se vuelve fotografía de exhibición, pero no pude
hacerlo. Es mejor dejarlo allí guardado y despertarlo cada vez que
tenga ganas de salir.

Vendrá a mí la poesía con colores sepia o frescos, día o noche, mañana
o ahora, aquí contigo.

Ya lo sé, poesía es compartir.



NICOLE

domingo, 4 de julio de 2010

Like A Madonna

- ¿Pasó?
- Algo así…
- ¿Cómo “algo así”?

Mariana frunce la frente, y se le escapa una sonora carcajada.

- ¡Boluda, contame!
- Se animó… ¡ya era hora!

Mariana ríe otra vez y Sofía, ansiosa, la apura.

- ¡Quiero detalles!
- Era domingo, mirábamos fútbol: México-Argentina. Él estaba muy ansioso. Terminaba el primer tiempo, y yo sólo pensaba en… caricias.
-Estabas con todo…
-¡Y a él le gustaba! Le dije que el Mundial ya me cansaba un poco… y apagó la tele.
-¡Vos estás muy loca!
-¡Estaba hecha una loca! Le dije que podíamos jugar… otro partido.
-¡Ibas por la pelota!
-Y me empezó a besar. El cuello, la cara, la boca…
-¿No estabas nerviosa?
-Estaba muy ansiosa… curiosa. Pero, en el fondo, muy nerviosa.
-¿Pero estabas segura?
-Me sentía liberada… emocionada. Era un nuevo juego.
-O un juguete nuevo…

Mariana piensa… y vuelve a reír.

-¿Qué pasó?
-Me saqué la ropa, le rompí la camisa…
-Boluda, ¡le estabas violando!
-Le miré a los ojos, y le dije: “¡Soy Madonna!”.
-Estás loca…
-“¡Soy Madonnaaa!”…
-¡Muy loca!
-¡Le dije dos veces que era Madonna, y no entendía!
Entonces empecé a cantarle “Like A Virgin”, y me movía, y le miraba, pero él estaba muy nervioso…
-¿Pero le gustó?
-¡No entendía nada! Me frustré…

Mariana suspira, y se emociona.

-Me agarró de la mano. Me pidió que no actuara. Que no quería a Madonna, que quería a Mariana.
-Eso es muy tierno…
-Era tierno, pero yo me sentí patética. Yo quería gustarle…
Toda mi vida imitando a Madonna, para pedirme a Mariana.



JC

miércoles, 30 de junio de 2010

Ella

Un día cualquiera, el paseo termino en un cuarto (aunque eso ya era medio costumbre) pero este día era diferente; era cualquiera. La besé. Sonrió. Me gustaba su sonrisa. La acaricié. La besé.-No quiero-. Odiaba sus palabras. Todas. Yo te cuido, dije. ¿Me amás? Su voz. Sí. Me besó. La abracé. La besé. La desvestí. La besaba, la abrazaba. Empecé y gritó. ¡Basta! Me detuve. No pude controlarme. Volví a empezar. Gritó y lloró. Hasta ahí- le prometí. Continué. Ella lloraba y gritaba. Intentaba apartarme. Gritaba. Me gustaba. La sostuve con mayor firmeza. Seguí más rápido, más fuerte. Gritaba. Le dolía. Le dolía, pero a mi no, la estaba haciendo mía. Gritaba. Más rápido, con rabia. Lloraba. Si gritaba, le gustaba, si le gustaba: puta era. Fui más duro. Acabe satisfecho. Seguía llorando. ¡Quería que se callara! Al fin y al cabo: gritó y si gritó, le gustó.
Se levantó. Me miró a los ojos y me suplicó que la llevara a su casa.
Yo. Sed de ella. Sed de su dolor. Dolor que me saciaba. Dolor que la mataba.
Y esa fue la primera noche que la asesiné.
María Pilar

martes, 29 de junio de 2010

Conocimiento

De mi saldrá sólo por cesárea,
Artificiosamente.
No de mi panza sino de mi mente.
Revoltoso,
Me patea dándome dolor de cabeza,
Y me marea,
Hasta nausea me deja,
Pues no me pertenece,
No soy su dueño,
Ni lucrar con él debo.
Es autónomo,
Y aunque está que me deja,
Que me abandona,
Que huye de mí,
Dependo,
Enteramente de sí.


Henedino

lunes, 28 de junio de 2010

¿Por qué escribo?

Juro que no las busqué
las palabras me encontraron
y ellas se enredaron conmigo
creo que de puro capricho
como de un conjuro equivocado

Primero me escondí
pero ellas brotaron hasta ahogarme
me descubrieron
me desnudaron
y me hirieron

En mi adolescencia me transtornaban
me rebelaban
me superaban, me convencían
hasta que no pude con ellas
se metían en mis manos
en mi boca y habitaban mis pensamientos
Y yo tenía necesidad de sacudirlas
Y me sucedía entonces que una hoja
era necesaria como un pedazo de pan

Confieso que escribí en servilletas de papel
y hasta en hojas de papel higiénico
Escribí de día y de noche y hasta el alba
Locura de este conjuro que hizo de mí: palabritas, palabrotas,
palabronas y palabreríos
Hasta llegar a la despalabra
Queriendo desandar lo andado
y desufrir lo sufrido
Me despertaba hilando palabras insomnes y malheridas
Algunas me asustaban, me arrinconaban, me apasionaban
y me encontraba de repente
poniendo palabras en los zócalos
y alguna rima arrimada al viento

Admito me equivoqué con palabras
Vomité muchas de ellas
para herir, para huir
y las usé también para juntar lágrimas
para construir, para recomenzar

Hoy estoy resignada
a este maleficio y maloficio
Sólo quiero tocar la punta de su manto
Sólo digo caí vencida
caminando al galope de su vuelo.


Lucia Valdez


Laboratorio de Escritura


Labora, labora

Que no sólo hay inspiración y musa

para tu andamio de palabras

Labora con ideas viejas o nuevas

con rimas o sin ellas

Pero escribe,

escribe por que escribes

que sólo escribiendo

sabrás decir las palabras tuyas

o puede que te preste las mías

o que descubras en el útero de tu garganta

gritos silentes

o que detrás de una gitana

encuentres rebeldía nómada

Puede que detrás de unos pies descalzos

hasta las tumbas escondidas hablen


Labora, labora

que muchas palabras andan sueltas

necesitadas de discursos por ser hablados

por esperanzas a ser nacidas

por amores a ser amados

Escribe que puedes redimir pecados

Que puedes traer primavera a las culpas

Abrazos a las soledades

Labora

Laboratorio de escribientes

Que si escribes pueden resucitar los muertos.


Lucia Valdez

14-06-10


sábado, 26 de junio de 2010

Poesía

Poesía es mirar a los ojos al miedo
Escupir con dolor las gargantas al viento
Es romper el azar que aquieta el desconsuelo
Y beber del clamor del que ansía consuelo.

Poesía es morder, sin llorar, el anzuelo
Es clavar el puñal y reir en anhelo
Es sentarse y comer sin hallar qué comer
Que alimento es palabra, es canción, emoción.

Poesía no es verso, no es rima ni prosa
Poesía es el alma cuando dice una cosa
Es quedarse descalzo, es quitarse la ropa
Es cortar tu propia carne, ver sangrar y reir.

Si preguntas qué es poesía
No estás listo en su venida...
Cierra los ojos, abre tu herida
Eso es poesía.


Jorge Coronel

viernes, 25 de junio de 2010

QUÉ ES POESÍA?

Un pequeño río de sangre que corre desde de una nariz que está encima de unos preciosos labios de carmín, carnosos y sensuales.

Ojeras profundas y oscuras como una cueva alrededor de unos ojos inmensos, verdes, soñadores.

Una indígena quitando el pecho afuera para darle de mamar a su hijo, dentro de la cosmogonía de un backstage, durante una jornada de grabación de una película sobre Artigas.

El arroyo de lágrimas que recorre todo el ante brazo de unas manos que se están tapando la cara para que nadie visualice ese llanto.

Un chorro de luz derramado por el sol que cae sobre el cabello de la cabeza de un niño de 5 que está aprendiendo a jugar pool con su amigo de 27 que está sentenciado a 4 años de prisión ahí en Tacumbú, donde en ese momento están jugando el juego de la bola del 8.

Una foto en blanco y negro, espontánea y honesta, de Mike Figgis dando indicaciones actorales a Nicolas Cage y Elizabeth She antes de filmar una escena de Leaving Las Vegas.

La Marilyn de Andy Warhol. Las manos de Bach y de Edith Piaf. Los días naranjas, amarillos, grises y azules. Los cielos turquesa, grises y rojos. Las auras fucsia, púrpura, violeta y lila. La imaginación de Cortázar. El humor de Tarantino. Los colores de Monet y Van Gogh. Los lentes de Lennon. Un video clip de los Smashing Pumpkins. La transgresión de Anais Nin. La excentricidad de Bjork.

La risa casi nerviosa de una joven cuyos ojos están hecho compotas e inundados de lágrimas.

Un dedo meñique masculino que toca a un dedo meñique femenino sobre un banco, en una plaza.

El tierno y sensual beso francés de dos mujeres.

Una boca masculina besando otro pie masculino.

Unas manos ancianas y femeninas acariciando el cabello castaño de una cabeza joven, masculina.

La perversidad inocente. La ternura oscura. La sensualidad sublime.

Poetry. Poesía. Poésie.



MARLENE SAUTU

jueves, 24 de junio de 2010

¿Por qué escribo?

Contar, comunicar, cagarme de la risa, expresarme y manifestarme, ser, estar, sangrar, ser feliz, eyacular, llorar, transgredir, sufrir, volar, aparecer y desaparecer. Hacerle caso a los demonios blancos y a los ángeles negros que habitan en mi jardín de neuronas.

Escribo para contar y narrar lo que mis retinas ven, lo que mi corazón siente, lo que mis oídos escuchan, lo que mi alma percibe.

Similar a un vómito de emociones y sentimientos (de diferentes colores), la escritura, en el caso mío, se trata de una necesidad. La hermosa necesidad de tangibilizar las imágenes que mis ojos captan con cada disparo que realizo al parpadear y la enorme necesidad de hacerme responsable de lo que veo-siento-escucho- huelo-percibo.

Tal vez cuando hablamos por medio de la palabra oral, habla más la razón que el alma. En cambio, cuando hablamos por medio de la palabra escrita, habla más el alma que la razón. En la escritura, el alma no tiene dramas de desnudarse y tener sexo con las palabras (y tal vez hasta una orgía con los signos de puntuación) para luego escupir todo lo que le venga en gana, ya sean sapos o perlas.

Hay cuestiones que son universales pero siempre resulta altamente nutritivo escuchar o leer una historia que está contada desde otro punto, con otro lenguaje, otros colores, perspectivas, matices, ángulos, texturas, tonos.

Diane Arbus decía que ella sólo disparaba cuando sentía que su cámara iba a estallar. Y sí. Por eso escribo, en realidad. Para hacer click utilizando a las palabras cuando mi sensibilidad está a punto de explotar.

O mejor dicho, para ayudar a mi alma a desnudarse e insitarla a que le haga el amor intensamente al lápiz y a la hoja hasta que todos estallemos en un delicioso orgasmo.


MARLENE SAUTU

...

El gris es también azul

en el cielo de un lunes que no es viernes

El reloj acelerado

despierta a la rutina

y abre la puerta

a una mañana

blanca

y negra

que entristece

y alienta.


Las bolsas de hules,

al pie de un árbol joven deshojado,

se congregan

y se enredan

a los tacos agujas

de una ciudad

que huele a jazmines

en las esquinas abandonadas

y clausuradas.


En las aceras resquebrajadas,

en mitad de la multitud

una mano mendiga se arrastra

y la indiferencia

lo invisibilizaría,

mas los soles artificiales

atraviesan aquellos toldos.

Luz y flores en aquella mano

y en las otras

deja caer...


Suena el viento

y los balcones de los pisos de arriba

en las calles agitadas,

donde la poesía daltónica

no saben de semáforos

y atraviesa el tiempo,

infringe resoluciones,

protesta en las murallas,

se niega a sí misma,

huye de su propia naturaleza,

la hecha de palabras,

para hacerse carne inmortal

entre nosotros...


La poesia es todo eso

y

ese

infinito etcétera

que apenas sospechamos...


-liz-

-
¿Qué es poesia?

Contemplo tu cadáver frio con la mirada perdida en el vacio. El brillo de tus ojos no está, brillo que era presagio poético de felicidad.

Llegue tarde como de costumbre. Tenia ganas de verte. Estaba ansiosa. Durante el viaje de regreso me arreglé, ahora mis labios brillaban de un rojo carmesí.
Llegue: cenamos, charlamos, nos despedimos.
Llegue: cenamos, charlamos, dormimos.
Amaneció.
Quedamos en ir al cine
Cine. No apareciste. Me plantaste.
Llamadas. Muchas.
Llamadas. Ninguna.
Llamadas. Excusas.
Tiempo. Ansiedad
Tiempo. Obsesión
Tiempo. Desapareciste.
Te encontré. Te aceche e hilo por hilo fui destejiendo la trama de tu poesía épica
Rencor. Voces. Esquizofrenia
Con una 38 a tiro certero de tu cráneo.
Bofetadas. Patadas. Puñetazos.
Tus gritos. Tus súplicas. Tu llanto: mi poesía lirica
Mi voz – ¡Callate! Cállate o te mato! ¡Callate o te mato hasta que te mueras! ¡Callate o te mato de tal forma que vas a querer morir!
Tus gritos. El disparo.
Una última patada en el pecho. Tu silencio.
Tu cuerpo inerte. Tu boca cerrada. Tus versos callados. Tus mentiras: poesía maldita.
La marca de mi tacón en tu pecho, tus gritos y súplicas: la más perfecta cadencia que escuché.
Amaneció. Desperté.
P.D.: Deberías estar muerto.

María Pilar

miércoles, 23 de junio de 2010

Qué es poesía.

Poesía ¿eres tú? ¿ La misma, la de aquel anaquel o la que quedó en la noria de mi memoria? O eres una fina, delgada y elegante daga de una vaga maga. Aprisionada en mi mano diestra, muchas veces, siniestra. Templado su filo por voces, ecos y grito. Descansas, duermes o sueñas con el orificio de un vicio que quiere ser oficio. Azcona también eres, partes de un arcano arco sea ya de una sima o una cima. A veces; saeta de poeta otras dardo de bardo, también venablo de diablo. Hieres, acaricias, sanas, matas, desconciertas, sorprendes, ignoras, desprecias, despiertas, mientes, pero siempre eres verdad en la oquedad de la soledad sin edad.
Carlos Almeida.

Por qué escribo

"es un fluir también huir. Galopar sobre una extensa, densa y tensa planicie. Escribo desde el estribo, cribo. Intento de pavimento sobre este blanco territorio. Permanente búsqueda de palabras silenciosas, licenciosas, mudas, desnudas, vestidas, detenidas, precisas y también occisas para una costosa construcción; un cuento, evento que lleva el viento, una poesía vacía, para la bacía, una novela para la abuela que ya no vuela. Pero ¿Por qué escribir, para qué escribir, de qué escribir, como escribir, para quién escribir? Lejanos tiempos, aquellos de "la letra con sangre entra". Hoy, ahora ¿donde están? Las llamo, las evoco, las convoco, las provoco, sólo acuden ecos en tenues atuendos. Escribir es vestir al existir. Escribir es querer desafiar a los recuerdos de la memoria del futuro. Escribir es lidiar con la espera, con el silencio, con la oscuridad, con las voces, con los gritos, con las grietas en los gritos y los gritos en las grietas. Entonces, para el martillo, el yunque y el estribo, escribo.
Carlos Almeida.

Que es ?

Lento
Pesado

Dibuja en el aire
Circulo de almíbar
Dulce

Bordeando
-mi breve espacio-

Suspiro
Fusión
Tu suspiro

martes, 22 de junio de 2010

Mi metapoesía

La poesía es la forma en la que me expreso
Para decir lo que no digo
Para pensar sobre lo ya pensado
Para no sentir lo sentido
Para extirpar el dolor inextirpable

Es mi recordatorio de los finales felices

Poesía es mojarse con el viento
Y secarse con el fuego

Poesía es caminar en el agua espinada
Y reír de la gangrena

Poesía es la vendita adhesiva para espantar la secreción olfativa

Poesía es el arte del mendigo, no pierde mucho, pues no tiene mucho.

Poesía es lo que soy
Poesía en latín es mi nombre.

Carmen Cañete

Yo lo hago porque…

Es mi manera de expresar mucho o poco a quien no entiende y a quien amo
Mi modo de decir sin pronunciar
Así es como me gusta cuestionarme

Cuando digo que escribo no lo estoy haciendo
Solo de esta forma gozo de los rostros que nunca me saludaran
Gracias a la vida siento que mis ojos no olfatean y tampoco mis labios ven

Y este caos es el riel donde me deslizo escribiendo sin cirugías estéticas lo que soy y fui

Y una vez más…
Porque es así que la sombra zurda se confunde en mis garabatos

¡Tengo magia!
¡Tengo voz sin sonido!
…hago ruido en el silencio

Escribiendo es cuando más contradictoria me pongo
Y me doy cuenta que es inmensurable mi incoherencia

…critiiico lo que quiero que cambie, a la velocidad de la luz, sin cambiar primeramente mi propio mundito

Entonces; solo en mi cuaderno transformo sarcásticamente la realidad que me toco vivir, ridiculizo mi siglo involucrándome con la barra espaciadora.

El viento robó mi movimiento
Se me esfumó la clave de sol

¿es terrorista aquella sonrisa?
El aliento se ha quedado sin dueño, vi en la tele.

Esto escribo mientras me esfuerzo por escribir algo interesante y novedoso.
Busco originalidad y no hago más que repetir mi técnica.

No dejo de pretender sonreír más
Mi historia relata batallas contra el aislamiento emocional y físico.

Hoy solo escribo.

Carmen Cañete
15/VI/10
2pm

jueves, 17 de junio de 2010

Por qué escriboiría…

Sparring.

Quisiera agarrarme a trompadas con la escritura.
Que me duela.
Tomarla como compañera y entrenarme con ella para el oficio de la necesaria.

Me encantaría, es cierto, darle golpes bajos, y que le duela. Si la hago hombre uno que otro golpe en sus huevos. Saber de sus gritos, escuchar cómo son los gritos cuando le duelen los huevos a la escritura.
Nunca la dejaría sin aliento, no por lo menos ahora en que necesito precisamente de su aliento.

Como buena compañera ella me daría sus golpes en mis riñones. Me dolerían las tripas, las entrañas… el vientre! Justo ahí desde donde se sufre el mundo que perece y se da vida entrelazada.
Quisiera que con su izquierda me propine ese dolor tantas veces experimentado en mis hermanas y hermanos poetas cuando escriben “hambre”. (Para que si llegase a escribir, alguna vez, la palabra hambre, nunca nunca se me olvide y siempre tenga presente, que en esa palabra hay dolor de muchos. Como ahora mismo. Porque, precisamente, si quiero aprender con ella, es para que si alguna vez tenga que escribir “desaparecidos”, me enseñe la forma de la manera en cómo hacerlo sin decir, sin escribir, al mismo tiempo ¡Presentes! Que lo están).

Quiero dolerle yo su cosa, es cierto. Pero que quede claro también por qué.
A veces la veo tan envuelta en peleas, guerreando con la dominante, a escupitajos con la hegemónica, que la ilusión es contribuir pa la batalla en la que se encuentra, porque la lucha suya también es Revolución!

Entre nosotras no habría esto de vencedores-vencidos. Es otro nuestro oponente principal. Antes de empezar, haríamos calentamiento, y por eso les expropiaríamos algunas frases y construiríamos con ellas un saco más que de arena de polvo. El saco lo llenaríamos con frases como los pobres son pobres porque no quieren trabajar, todos los campesinos son haraganes, los indios deben desaparecer, pero sobre todo juntaríamos lo más que pudiésemos esa frase que tanto abunda en cartelitos, los diarios, las tranqueras, en los alambrados: propiedad privada.

Esas, las más fáciles pero al mismo tiempo las más duras, son con las que haríamos calentamiento, para que nuestro puño cerrado se haga más fuerte a la hora de los golpes con el Kapital.

Después de tanto sudor y sangre, nos tomaríamos ducha de relajar, e iríamos a tomar cerveza en algún que otro bar.

Salud!

Práctica Número Uno

Como solía decir un excompañero: A las palabras se las lleva el viento...y a las palabras el basurero, pero sólo si uno quiere o se descuida, siempre hacia esa aclaración acerca de la última parte; lo importante aquí me parece es que la escritura o lo que está escrito no es tan frágil o débil para ser arrastrado o llevado por el viento, es una forma de permanecer en el tiempo o más tiempo, no sé si tanto como ser inmortales como algunos aseguran.
Escribo porque el tiempo es largo y la vida es corta.
Aunque a los escritos se los lleve el basurero, porque uno quiere o se descuida, también se escribe porque se quiere o se cuida, se quiere a ciertas personas, se cuida a ciertas persona y no siempre estamos o estaremos con ellas, es algo que de alguna forma llevarán consigo, después de todo escribimos para otros, por más que no se lo mostremos a nadie, siempre se tiende a recrear ese momento.
Forma de expresión, de comunicación, trabajo, terapia...se escribe para otros, es una respuesta a los otros, es escribir, porque es largo el tiempo y es corta la vida.

C. Morel

miércoles, 16 de junio de 2010

¿Por qué escribía? ¿Por qué escribiría?

(en mi caso, mejor estas preguntas)

Tras los tuka'ë kañy, los polibandi, las brujas de los colores y hasta de las Barbies, un placer solitario y hasta furtivo me extrajo de las calles de mi infancia... Fueron las manos de la poesía.

En aquellos primerizos versos sueltos, encontré el modo de impregnar algo de lo mucho que por dentro era y dejaba de ser. Un modo de exorcizar quizás la tristeza, de eternizar instantes sin importar si fueran buenos o malos, de plasmar en la verdad de mis días un algo que era capaz de recomponerme, de explicarme a mí pese a mi silencio, mi confusión y mi todo. De inventar, soñar...
Encontré un canal por el cual podía sintonizarme a mí y fluir...

Por eso escribía. Hablo en pretérito, porque llevo un tiempo sintiéndome estéril, pese a eso, algunos versos y prosas amorfas han surgido. Seres sin cabezas quizás, pero están ahí.

Y como extraño, algo, que aún no sé si es una necesidad o un simple espejismo nada más, quiero recomenzar, continuar...

Por eso escribía...
Y por eso quiero seguir haciéndolo...

liz-